La rosácea es una enfermedad crónica de la piel, que se estima, afecta a más de 45 millones de personas en todo el mundo. Puede atacar a cualquier persona, pero las de piel blanca estan más expuestas. Comienza como un enrojecimiento leve en la parte central de la cara o en las mejillas, nariz, o frente, el que luego va progresando hasta hacerse permanente. También puede afectar el cuello y el pecho. Cuando la rosácea progresa, otros síntomas se pueden desarrollar como la aparición de vasos sanguíneos superficiales de la cara dilatados y engrosados, pápulas circulares enrojecidas, pústulas, y en casos más severos, aumento de volumen y engrosamiento irregular de la piel de nariz, mejillas, mentón, frente, e incluso de pabellones auriculares. En casos aún leves, puede comprometer los ojos, lo que puede manifestarse como enrojecimiento ocular, quemazón, ardor y picazón.
Esta enfermedad se trata con medidas de prevención de la radiación solar y fuentes de calor, medicamentos tópicos y orales en forma esporádica, y en algunos casos, ojalá precoces, con terapias cómo el láser, lo que muchas veces permite controlar el avance y disminuir las molestias.